Cebrián: «Mi familia utilizaba a la criada para que se acostara con el miliciano y nos dejaran en paz»
Juan Luis Cebrián (Madrid, 1944) más conocido como ‘Janli’, creció en la España de posguerra mirando desde arriba. A pesar de que el país estaba sumido en la ruina tras la Guerra Civil (1936-1939) el periodista vino al mundo en una cuna segura, asentada sobre los privilegios del régimen dictatorial de Francisco Franco: «Como cualquier niño de mi edad de la clase media española la mayor parte del tiempo la pasaba en la escuela o con mis cuidadoras». Su padre era Vicente Cebrián, destacado periodista de la dictadura. Primero, responsable en el diario falangista Arriba; después, secretario general de Prensa del Movimiento hasta la década de 1970.
A pesar de que su familia pertenecía al bando de los que habían ganado aquella guerra de «malos contra malos», como la definió el hispanista estadounidense Stanley G. Payne, Cebrián repasa la existencia de sus antepasados a través de su biografía ‘Primera Página, vida de un periodista’ como si fueran unos supervivientes.
Madrid era una ciudad cercada por combates y bombardeos a finales de los años 30. Los miembros de la familia del actual presidente ejecutivo de PRISA no dudaron en utilizar todos los medios a su alcance: «Mantuvieron una criada uniformada a su servicio, que garantizaba la inviolabilidad del hogar a cambio de invitar a su lecho al miliciano encargado de supervisar el área».
«Como cualquier niño pasaba la mayor parte del tiempo en la escuela o con mis cuidadoras»
Juan Luis Cebrián hace de sus memorias un constante intento de justificar la posición de su progenitor dentro del régimen: «Aunque mi padre terminó militando en el partido único, no lo hizo tanto desde la convicción ideológica como debido al pragmatismo de quien necesitaba un empleo para poder casarse y formar una familia».
Del mismo modo, también trata de argumentar su escaso apego a los principios teóricos sobre los que se asentaba la dictadura: «Para algunos compañeros de mi padre resultaba inconcebible que al hijo de un dirigente falangista, redactor jefe del órgano oficial del partido, lo suspendieran precisamente por no conocer su doctrina». De hecho, insiste en que sólo hizo una vez el saludo con el brazo en alto «a pesar de haberme educado en un hogar falangista y a lo común que resultaba el gesto entre los jóvenes de la época».
«Mi padre militaba en el partido único por pragmatismo y no por convicción ideológica»
El que fuera director de la Televisión Española franquista confiesa su cobardía a la hora de manifestar sus verdaderas inclinaciones: «Yo era un objetor de conciencia sin el valor ni la convicción para comportarme como tal en unos años en los que esa actitud se castigaba con severas penas de cárcel».
El joven Juan Luis pasó sus primeros años de vida sumido en una profunda fe cristiana. Precisamente, uno de los principios sociales, culturales e intelectuales preponderantes en la España de aquella época: «Yo andaba obsesionado con mi vocación sacerdotal, entendía que necesitaba formarme en la tradición grecorromana y no sentía para nada la atracción de las culturas islámicas».
Estudiante Cebrián
Juan Luis Cebrián cultivó esa fe en el Colegio del Pilar, centro al que acudían los hijos de la élite social madrileña y de donde salieron algunas de las personas más influyentes de la Transición y posterior democracia. Allí, y según su biografía, se dieron varios episodios de acoso sexual: «Mientras hablaba —el cura— echó mano a mi bragueta y trató de abrirla. Desconcertado, noté un golpe de calor en la cara, luego me levanté bruscamente y me fui dando un portazo… De regreso a casa el cerebro me daba vueltas, estuve a punto de vomitar y me asaltó un sentimiento de profundo desamparo».
«Andaba obsesionado con mi vocación sacerdotal»
Años más tarde, su época en la Universidad Complutense de Madrid, donde estudió Filosofía y por la que fue licenciado en Ciencias de la Información, le sirvió para mantener sus primeros contactos con las drogas: «Para ayudarnos a mantener el cerebro despierto en el tiempo de exámenes consumía grandes cantidades de anfetaminas que comprábamos sin dificultad en los pasillos de la facultad».
«Mientras hablaba –el cura– echó mano a mi bragueta y trató de abrirla»
Unos años que precedieron sus primeros trabajos como periodista: Cuadernos para el Diálogo (1963) redactor jefe y subdirector de los diarios Pueblo e Informaciones de 1963 a 1975 hasta su fichaje como director de los servicios informativos de Televisión Española, donde trabajó a las órdenes de los jerarcas de Franco a pesar de su inquina: «La enfermedad del anciano y sanguinario general se prolongaba mientras se acercaba el 18 de julio, día de la Fiesta Nacional en conmemoración del alzamiento militar contra la República».
«Consumía grandes cantidades de anfetaminas que comprábamos en los pasillos de la facultad»
‘Janli’ dio el paso más importante de su carrera en 1976, génesis de su actual posición de mandamás al frente de PRISA. Ese año debutó como director fundador de El País, diario en el que estaría hasta 1988. Una etapa que tuvo como protagonistas a Juan Carlos I, Manuel Fraga, Felipe González, Alfonso Guerra o Adolfo Suárez.